12 Jan

Por: Miguel Villaverde Cisneros

Gloria era una amiga de mi infancia, frecuentaba salir a la discoteca con ella, tomar con los amigos y viajar de improviso, cuando estaba soltera. Yo con pareja o sin pareja igual salía. Nunca tuve limites , al menos no en aquella etapa, no era muy estable emocionalmente, la bipolaridad era muy a flor de piel. Suelo amenudo sufrir desencuentros conmigo mismo y hacer cosas que de verdad quiero hacer. Desde luego ella era más madura y siempre me ponía en vereda, cuando me quería propasar.   

Parábamos mucho tiempo juntos, los demás nos veían como enamorados, pero en la realidad no pasaba nada de eso. Era mi mejor amiga, creo poder decir que mi mejor amigo era una mujer, me contaba sus experiencias sexuales con naturalidad. Parecía entender mis pasiones y mis nostalgias, mis locuras y mi desorden. Yo la escuchaba y en cada relato yo encontraba una novela fallida, sin final feliz. 

Pues ver las cosas a través de los ojos de una mujer te ayuda mucho a entenderlas, aunque no exista mucho sentido en ello. Para mí no existe la felicidad plena, sólo instantes felices y es eso lo que me llevaba a entender en sus dramas.  

Ella muy triste, me comentó del cumpleaños de Kerly, una compañera de su promoción, seria el fin de semana y me pidió que la acompañase y que le hiciera un gran favor. Le pregunté asombrado en qué consistía. Me dijo directamente: “tienes que fingir ser mi enamorado”. Sabes mis amigas irán y todas tienen pareja y que feo roche que valla sola. No habría problemas por mi lado. Le dije: - pero ¿no te tengo que besar verdad?-. No, solo fingiremos estar juntos. ¿Y que hay a cambio?. -Te pongo las chelas y al final te invito a comer pollo-. No se diga más, acepte las condiciones. En realidad se lo pregunté porque yo temía poder enamorarme de ella. Pero me gustó la respuesta. 

Un día antes del tono, me encontraba en mi casa como de costumbre, echado en el mueble y hablando por teléfono con Roxana mi entonces enamorada, me llamaba por las noches hasta que me de sueño o finja tenerlo para que me cuelgue, y me encierre a estudiar en mi habitación. Me llegó un mensaje de texto de Gloria que decía: “me olvidaba, te bañas y te peinas. Mañana paso a las 8 por tu casa”. Le respondí que eso no estaba en el trato. Ella convenientemente no me respondió el mensaje.   

Pues bien, llego el sábado y el ambiente era propicio. Decidí bañarme, aunque no lo quería hacer, pero no me peiné. Me vestí a lo matador, estrené una colonia que me habían regalado y la tenía de adorno. Antes de salir llamé a Roxana para decirle que me iría a descansar temprano. No tenía mucha confianza para confesarle lo que iba a hacer, menos que iba a hacerme pasar de enamorado de alguien, así sea de mentirita. Me respondió un poco dudando, lo sentía. Me dijo: -si yo también me iré a dormir, mañana viene mi papá y tengo que hacer el desayuno temprano-, cuídate un beso. 

Fue un gran error. 

Al rato me encontré con Gloria, se había maquillado de una manera irreconocible, no sé cuántos albañiles la habían tarrajeado. Debo aceptar que estaba muy guapa y si daba ganas de hacer el favor. En eso me entra la llamada de Roxana, no le conteste, me llegó en seguida un mensaje. – Crees que soy idiota, ¿vas a salir verdad? -. No me quedo otra que decirle que era solo un rato y que a media noche estaba de regreso. Me escribió un mensaje: ‘contesta el celular’. 

Me gritó con justo derecho creo yo y me dijo que si yo salía, ella también tenía derecho a hacerlo. 

Me parecía justo y le dije: ¡Perfecto!. ¡Si gusta puede salir!. 

Sin remordimiento tomamos el taxi, pero todo el camino me mensajeaba con ella, hasta que llegamos al tono. Todo estaba tranquilo, ya me había hecho la idea que iba a terminar con Roxana y bueno abría que voltear la página y sacarse el clavo. Me preguntaba si el favor lo valía. 

Gloria me presento a sus amigas y a la cumpleañera, como su enamorado (cumpliendo lo pactado), sus amigas como que se la creyeron al inicio. Hice amigos rápidamente y caí bien a sus amigas. Ya era casi medianoche y en se llenó de gente, ya estaba un poco picado. Las botellas iban y venían. 

Bailé con Gloria y al rato se desapareció. Me acerqué a tomar con los chicos, un poco palteado. 

De pronto, veo unas chicas bailando reggaetón de una forma muy exagerada y desvergonzada. Uno de los chicos me hizo una seña, para que mire a una de rojo, me dijo: ‘mira cómo se mueve, está buenaza’. Observé bien y había algo que no encajaba. Era el sueño, el cansancio, las luces o la borrachera. Pero me parecía ver a mi enamorada bailando. Miré el piso, cerré lo ojos y levante la mirada nuevamente. No me había equivocado, era Roxana perreando en plena fiesta. La prima de Roxana era compañera de Kerly, eso explicaba su inesperada presencia. Me miró y se quedó fría. Atiné conchudamente a hacerle un chasquido con la mano para que salga un rato afuera. Me salió el ego de macho y le pedí explicaciones, se me había ido la borrachera. 

Mi situación no era nada buena, porque ella también me pidió explicaciones y muy alturadamente. Yo no sabía cómo maquillar mi mentira, trate de taparla con más mentiras y la sobreculpa de ella.  

No pude sostenerlo mucho, le tuve que contar todo, no me quiso creer al inicio. Yo tampoco a ella para estar a mano y darle la contra. Estuvimos a punto terminar, después de un buen rato discutiendo en la calle a la vista de todos. Me olvide por completo, que para los demás era el enamorado de mi amiga Gloria, decidimos poner paños fríos a la situación. Al calmarse las cosas decidimos irnos, llame a un taxi y me fui con ella a un telo de la panamericana. Creo que rompimos el catre como reconciliación, estábamos desinhibidos. 

Me enteré luego que las amigas de Gloria le dijeron sorprendidas la noche anterior: “mira tú enamorado se está yendo con otra chica”, que palta. Fue un mate de risa y una anécdota divertida, pero no acabó ahí. 

Toda esa madrugada Gloria me llamaba, yo estaba en plena faena. Al día siguiente me llamó ofuscada, no era para menos, me dijo mi vida entera. Nunca nadie se había acordado de mi madre tantas veces. Me trate de lavar las manos diciéndole que había hecho un gran esfuerzo en bañarme, acompañarla a la fiesta y hacerme pasar por su enamorado, pero que esto se había tornado difícil. Me mandó bien lejos. Algunas veces la mentiras piadosas conllevan a otras que pueden lastimar. Había perdido la confianza de mi mejor amiga. Sin duda alguna fue un favor mal entendido que me salió caro.

12/01/13

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