15 Apr

Una reflexión sobre nuestra tradición de Gobiernos frágiles, que no terminaron sus mandatos. Uno de ellos, José Luis Bustamante y Rivero en 1948 y Fernando Belaunde en 1968, los cuales fueron derrocados mediante golpe de Estado. El Genocida Alberto Fujimori en 1992, disolvió de manera impune el Congreso, en un cobarde autogolpe, del cual este 5 de Abril se cumple 26 años. Y lo último, se veía venir, la renuncia del Sr. Kuczynski tras un breve Gobierno carente de respaldo y credibilidad. 

El frágil Gobierno de Kuczynski, el cual se vio obligado a renunciar al agudizarse la severa crisis política, surgida como consecuencia de la escandalosa corrupción asociada al caso Oderbrecht, y lo evidenciado por los “Kenyivideos”, donde pusieron a luz los turbios negociados de PPK, utilizando recursos del estado para comprar conciencia de parlamentarios y mantenerse en el Gobierno de manera impune. Su renuncia, puso fin a un Gobierno carente de moral y credibilidad. Nos deja un Presidente como Vizcarra cuyo desafío es muy grande, ganarse la confianza en medio de la desconfianza, tiene que recuperar la credibilidad en el cargo. 

Diversos sectores de la ciudadanía están a la expectativa de lo que significará el nuevo Gabinete que presidirá el Sr. Cesar Villanueva, hay un nuevo Presidente, pero el Gobierno continúa. Ya que el Gobierno del Sr. Vizcarra será igual de débil, no sólo carece de organización partidaria, sino también de proyecto y de base social que lo respalde. Seguirá siendo chantajeado, tal es así que estamos frente a un cogobierno, para conformar el actual gabinete tuvo que recurrir a los tecnócratas del fujimorismo, del PPC y del APRA, con lo cual ya deducimos a quienes representa el actual Gobierno. Mientras la lógica del poder, hace que caiga el presidente pero el Congreso continúa, aunque la calle aclame ¡Que se vayan todos!. 

Siendo consecuentes con esta última consigna, asumida de manera colectiva “que se vayan todos”, donde según la última encuesta de GFK, más de la mitad de los peruanos, está de acuerdo que se adopte ese temperamento, el cual expresa al mismo tiempo una crítica extrema al neoliberalismo y sus representantes (la derecha), asimismo es un llamado a la participación y la renovación política.

Esta consigna es una nueva expectativa. La cual debemos de poner una vez más en el escenario, porque las cosas no cambiaran con este Gobierno continuista, en esa orientación la propuesta del adelanto de elecciones debe cobrar vigencia. El hecho de que no se pueda concretar lo segundo debido a su complejidad constitucional, no significa que lo primero no sea un fenómeno real. Esta consigna va más allá y despierta nuevas expectativas. La crisis del Estado y del régimen político instalado con el modelo neoliberal y consagrado por la Constitución de 1993; el cual permite el saqueo de nuestros recursos naturales en favor de las transnacionales, que mina la democracia, derechos laborales, que conducen a la degradación de la política y son terreno fértil para el crecimiento de la corrupción, la delincuencia, el crimen organizado y el narcotráfico. Este ciclo debe terminar y abrir otro, a través de una Nueva Constitución Política generada democráticamente y que represente a todos los peruanos, que sea la base jurídica para refundar la República. 


Miguel Villaverde Cisneros

15/04/18

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