01 May

Es la segunda vez que me propongo escribir algo referente a una fecha tan significativa como el 1ro de mayo, la situación de los trabajadores en el Perú y las nefastas políticas antilaborales que los afectan. Sin embargo, los hechos fortuitos, una vez más, no me lo permiten. En aquella oportunidad, hace exactamente dos años, cuando apenas era un aprendiz de opinólogo, escribía unas pocas líneas, muy tétricas hasta insípida diría yo para el gusto de los lectores. Pues, en ese momento no lo hice más, que para mostrar mi indignación alturada y desenfrenada: en primer lugar, por las condiciones laborales que los empresarios, con la complicidad del Gobierno del comandante ‘cosito’, nos obligaban a subsistir; y en segundo lugar, por ser víctimas de la intolerancia y el autoritarismo, de nada menos que la policía nacional, al tildarnos de terroristas y decomisarnos nuestras banderas por ser rojas y tener una hoz con un martillo. Nada más estúpido, viniendo de una institución seria; pero como diría mi abuela: “las cosas tómalas por quien  viene”. 

En aquel artículo escribí con precisión tal como pensaba en aquel momento, para mi sorpresa llegó a más de diez mil personas de alcance en redes sociales, logrando que se solidarizaran con nosotros y cuestionar la actitud de la policía. Pues en pocas líneas, dije en voz alta lo que hasta entonces no me atrevía; sentía un hostigamiento, un acoso sostenido hacia los que tenemos todo el derecho de hacer política de manera abierta, más aún, en una sociedad donde la política se entiende como nos la quiere vender la derecha: una política sucia, carente de confianza y prostituida a intereses foráneos y empresarios serviles.  

Recuerdo que días después del hecho, me entrevistaron en un par de programas radiales, en ambas oportunidades me preguntaron el porqué de la dureza de mi artículo. Creí en ese momento que había conseguido mi objetivo: deslindar abiertamente con el grupo terrorista sendero luminoso y denunciar el abuso policial que habíamos sufrido. Al hablar casi una semana después del artículo, entendí que esa era la manera de redactar. Nada más erróneo, pues estaba totalmente cegado por el éxito, lo que le había dado cuerda a la vigencia de lo escrito era el hecho político que trascendió en las noticias, no las líneas que había escrito quizá de mala gana, producto de una noche de insomnio y depresión.           

Pues, fue tal el clima de aquellos días en el distrito, que hablamos de todo menos de los trabajadores, prueba de ello es que en aquel artículo se dijo poco o casi nada. Se desvió la atención por las circunstancias. Dos años después me ocurre casi lo mismo, la opinión pública internacional observa con estupor los intentos golpistas de Estados Unidos y la posibilidad de una intervención militar en Venezuela, la cual parecía un poco remota. Esta nueva intentona de golpe de estado a puertas del Día internacional de los trabajadores, genera una esfera de caos y desorden, óptima para las marionetas a sueldo Juan Guaidó y Leopoldo López, que intentan un levantamiento militar «Operación Libertad», por ahora con un pequeño sector de las fuerzas armadas en las afueras de la base aérea de ‘La Carlota’ en Caracas. Por otra parte, hacen un llamado a la oposición de derecha y a la población descontenta, para iniciar una movilización insurreccional, pero que no cuenta con el apoyo de otros sectores de las fuerzas armadas. 

Desde esta tribuna expreso mi rechazo tajante a esta vil maniobra, por ser antidemocrática e impuesta,  porque su dirección política responde a los intereses de los sectores de derecha retrógrada y porque es una acción impulsada por los Estados Unidos, cuya verdadera jefatura es la del loco Donald Trump. Si esta intentona triunfara sería un golpe, no solo al pueblo de Venezuela sino para todos los pueblos de Latinoamérica. Es este acontecimiento que prácticamente me obliga a escribir al respecto. 

Al culminar la romería al monumento de los trabajadores en la Av. 1ro de Mayo, nos dirigimos a una cevichería, acompañado por algunos amigos e intercambiamos nuestros puntos de vista sobre la situación de Venezuela; una vez más fueron otros factores y no los trabajadores nuestro centro de conversación, esto se agudizaba con cada vaso, al rato tenía que ir a una entrevista, me sentía  un poco mareado, accedieron a acompañarme de todas maneras, aunque no acostumbro a declarar en ese estado. En el camino pasamos por la casa de un viejo camarada, espero no se moleste por lo de viejo. No aguantamos la tentación, cancele la entrevista y nos quedamos a tomar unos vinos que gustosamente nos invitó, seguimos la secuencia de lo que estábamos conversando sobre Venezuela. 

Se me hacía un poco difícil hilar una secuencia cronológica de los hechos del fallido intento golpista. Pero luego de una jarra de una ‘cachina’ muy añeja y darle vueltas al asunto; y después de haber revisado diversas fuentes de información, tengo un breve resumen de los acontecimientos en la voz de los principales personajes de esta larga y típica novela venezolana:

Lo que parece quedar en claro en esta intentona, es que parte de la tropa que llegó a la base militar de ‘La Carlota’, fue sobredimensionada. Un grupo de sargentos de la Guardia Nacional y funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) se retiraron del Distribuidor Altamira (en el este de Caracas, fuerte de la oposición) al comprobar cuáles eran los objetivos reales, sobre todo cuando aparecieron Juan Guaidó y el genocida Leopoldo López.


En la madrugada, el presidente de la Asamblea Nacional Constituyente de Venezuela, Diosdado Cabello, señaló que «No ha sido vulnerada ninguna instalación militar en el país, ellos están en la calle en el Distribuidor Altamira y nosotros estamos dirigiendo las operaciones desde la Base Aérea La Carlota».


En esa misma dirección, el ministro de Defensa Vladimir Padrino López, resaltó que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana se mantiene firme y leal a Nicolás Maduro y en defensa de la Constitución Nacional y sus autoridades legítimas. 


Padrino López remarca en su Twiter «Los seudo líderes políticos que se han colocado al frente de este movimiento subversivo, han empleado tropas y policías con armas de guerra en una vía pública de la ciudad para crear zozobra y terror».


Pareciera el fin definitivo del “momento Guaido” Quisieron imponer la excusa que salieron con los militares (un reducido grupo de sargentos de la Guardia Nacional) y que el pueblo no les respondió.


Por su parte el genocida Leopoldo López, a través de su cuenta de Twitter, afirmó que se había iniciado «la fase definitiva para el cese de la usurpación, la Operación Libertad». También que había sido liberado del arresto domiciliario por militares a la orden del ‘Presidente Guaidó’. El financiado por Estados Unidos y autoproclamado “presidente interino” anunciaba que «en este momento» se encuentra «con las principales unidades militares de nuestra Fuerza Armada dando inicio a la fase final de la Operación Libertad», mientras afirmaba que su lucha siempre ha estado «enmarcada en la Constitución, en la lucha no violenta».


El autoproclamado Juan Guaidó, finalizó con un llamamiento final: «Pueblo de Venezuela, es necesario que salgamos juntos a la calle, a respaldar a las fuerzas democráticas y a recuperar nuestra libertad. Organizados y juntos movilícense a las principales unidades militares. Pueblo de Caracas, todos a la Carlota».


Su picardía al momento de implementar este plan, es apostando más a un golpe de efecto qué permita tratar de agitar calle y generar mejores condiciones para construir la "película" para justificar intervención internacional, es decir llegar a la provocación y generar disturbios, sangre en las calles, para que esto sea la excusa perfecta que facilite el camino a una invasión de Estados Unidos. Leopoldo López aparece entonces como el real operador local del plan, hasta ahora fallido.

Hasta estos momentos, este presunto golpe se asemeja a una operación puramente comunicacional, psicosocial y muy agresiva, tratando de imponer imaginarios colectivos a través de medios masivos y de operadores de la intervención para hacer un poco más creíble un "alzamiento militar" que no ha ocurrido, ni ocurrirá. Venezuela ha sido sometida en los últimos meses, a un asedio internacional que ha incluido el apoyo de Estados Unidos y Colombia a la autoproclamación como presidente interino del diputado opositor Juan Guaidó, lo que ha sido denunciado como un golpe permanente por el gobierno constitucional de Nicolás Maduro, a quien le reitero mi respaldo.

Quizá la operación fue bien planificada y contó con el financiamiento de Estados Unidos, pero le faltó a mi criterio un ingrediente fundamental: el apoyo popular. La Venezuela de hoy necesita una salida alturada, inclusiva y soberana; enmendar errores desde luego. Sin embargo hay que ser enfáticos para señalar que no se gana un gobierno con actos vandálicos y derramamiento de sangre, peor aún si esto es digitado desde Washington. 

Una vez más son los acontecimientos que me impide referirme de lleno a lo que estaba llamado a escribir: sobre los trabajadores en su día. La primera lección es que no sólo un 1ro de mayo debemos conmemorar a los trabajadores y señalar sus conquistas, revalorar sus derechos  y condiciones laborales; sino que debemos acompañar esto de manera permanente; y en segundo lugar debemos aprender a separar cada proceso. Con el compromiso de escribir acerca de los trabajadores, quiero desear un feliz día a todos aquellos que a pesar de las circunstancias y las condiciones de sobre explotación construyen el futuro de sus familias y de nuestra patria.

Miguel Villaverde Cisneros

01/05/19

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